Guillermo Almeyra – La Jornada
El jueves por la noche Hosni Mubarak todavía creía poder gobernar hasta septiembre próximo y se negó, por lo tanto, a renunciar. El viernes, sin embargo, tuvo que huir en helicóptero, como el ex presidente argentino De la Rúa en diciembre de 2001, porque la rebelión popular inclinó la balanza en su contra, incluso en el alto mando militar, compuesto por sus fieles, donde un sector importante cree hoy que es necesario hacer sacrificios importantes con tal de salvar al régimen social que, por ahora, nadie discute, pero que está en peligro si continúa la dinámica actual de la revolución apenas iniciada.
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